
Quererse, decimos. Pero, tal y como le sucedía al bueno de Guillermo Cabrera Infante, resulta la mar de probable que los lesbianos sean en realidad incapaces de obrar de cualquier otro modo: sólo el absurdo y una pizca de fantasía les ayudan a la hora de complementar, quizá contrarrestar, ese gran azul melancólico con el que identifican la existencia.
Citábamos al autor de Tres tristes tigres, sí. Pero en realidad desprenden un espíritu notablemente más cortazariano temas como Historia de una hache que no quería ser muda, Un día en el parque o Los colores de una sombra. Y, porque tal familiaridad nos acaba de situar en pleno Barrio Norte, apelmazados por la humedad que sin descanso espira el Río de la Plata, no estará de más añadir que estas atmósferas chino-japonesas son las mismas que alimentaron en su día el gran pop-rock argentino, aquel que Charly García vertebrara desde Sui Generis, La Máquina de Hacer Pájaros o simple y esquizofrénicamente en solitario.
Quizá porque cuesta adscribir el álbum a alguno de los linajes del pop. Quizá porque, cansados de jugar una a una las cartas que facilitan la catalogación (y posterior venta) del producto, Love of Lesbian se han desparramado con una colección de doce cortes (más dos silencios) dispares, tan extrañamente encantadores como un paraguas donde lo cóncavo ha pasado a ser convexo (único motivo por el que justificaremos y hasta apreciaremos, disculpen la insistencia en este punto, versos como el que reza “con hilo dental pienso hacerte la circuncisión”).
Circuncidados. Confundidos. Hastiados. Y sin embargo haciendo aún las cosas bien. ¿La última carga de la brigada lesbiana? La cosa tuvo su gracia…
(Esta reseña ha aparecido en el número de mayo de Go Mag)
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