Durante varios años Josh Rouse ha venido siendo el turista cauto que se pasea por los lugares menos concurridos, que disfruta sin necesidad de interponer una cámara de fotos entre el paisaje y sus ojos, que en sus contactos con los nativos se muestra capaz no solo de contar las anécdotas que traía ya de casa, sino de ofrecer nuevas perspectivas a lo por ellos de sobras conocido. Así, si de repente lo encontramos bajando por las Ramblas sombrero mexicano sobre la cabeza y tetra-brik de sangría en la mano, ¿lanzaremos un grito de terror o miraremos disimuladamente hacia otro lado? Exageramos al formular tal imagen, periodismo obliga, pero en efecto algo chirría por vez primera en la etapa hispana del amigo. Quizá sea el azúcar en la voz de su partenaire artístico-sentimental, Paz Suay, cuando las melodías marca de la casa contaban ya con la dosis exacta de edulcorante. O quizá la culpa radique en una serie de arreglos demasiado cercanos a lo kitsch para volver a mentar aquello de pop elegante. Cinco temas, una pequeña joya (Answers) y cierta suspicacia: mientras lo próximo no sea un ¡Que viva España!…(Esta reseña ha aparecido en el número de mayo de Go Mag)
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