El policía londinense Nick Angel ejerce tanto de lo primero que sus propios colegas lo obligan a dejar de ser lo segundo. Exiliado en la bucólica localidad de Sandford, ve cómo lo quisquilloso de su carácter comienza a palidecer frente a la estulticia de su nuevo compañero y la mansedumbre de los vecinos. Hasta que un par de muertes aparentemente accidentales despiertan al sabueso que lleva dentro, un pastor alemán que pronto devendrá doberman para que la orgía de sangre y fuego se torne inevitable…
Mucho antes de darse al fútbol, aunque bastante después de caer en la bebida, Inglaterra era ya una potencia mundial en la disciplina del expolio. Actividad que, toda vez declinado el Imperio, desembocó en un doble acierto cultural: la conquista de Estados Unidos con productos patrios (desde los Beatles hasta Beckham) y la reinterpretación irónica de cuanto le llega del extranjero. Apartado éste donde viene triunfando el trío creativo formado por Edgar Wright (realizador) y Simon Pegg y Nick Frost (actores), responsables ellos de la serie catódica de culto Spaced, de esa La noche de los muertos vivientes en clave de pub que fue Shaun of the Dead y, ahora, de esta vibrante, barroca, menos divertida que entrañable, quizá demasiado extensa, parodia de las “buddy movies” de Jerry Bruckheimer.
(Esta reseña ha aparecido en el número de diciembre de Go Mag)
Mucho antes de darse al fútbol, aunque bastante después de caer en la bebida, Inglaterra era ya una potencia mundial en la disciplina del expolio. Actividad que, toda vez declinado el Imperio, desembocó en un doble acierto cultural: la conquista de Estados Unidos con productos patrios (desde los Beatles hasta Beckham) y la reinterpretación irónica de cuanto le llega del extranjero. Apartado éste donde viene triunfando el trío creativo formado por Edgar Wright (realizador) y Simon Pegg y Nick Frost (actores), responsables ellos de la serie catódica de culto Spaced, de esa La noche de los muertos vivientes en clave de pub que fue Shaun of the Dead y, ahora, de esta vibrante, barroca, menos divertida que entrañable, quizá demasiado extensa, parodia de las “buddy movies” de Jerry Bruckheimer.
(Esta reseña ha aparecido en el número de diciembre de Go Mag)
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