Ha sucedido con no pocos matrimonios: el marido que en un principio no abandonaba a su esposa ni a sol ni a sombra busca cada vez más la compañía de los amigos, al punto que los partidos de baloncesto vespertinos se transforman en noches de pub y éstas en fines de semana en Las Vegas con su cocaína, sus prostitutas y sus cadáveres decorando el cuarto de baño. Fase, la recién referida, que parece describir bastante bien la segunda espantada de Jack White III más allá de White Stripes y su partenaire Meg. “¡Fiesta!”, clama el cuarteto. Y a fe que sus guitarras, bajo y batería se arrojan de cabeza a una orgía de reivindicaciones retro (Led Zeppelin, The Who…) exuberantemente producidas y tan fecundas que alguna le daría a un grupo menos dotado para tres canciones diferentes. Entretenido siempre, sublime a ratos (especialmente cuando los instrumentos de viento hacen su aparición: The switch and the spur,Many shades of black…), la cosa consolará en efecto al solitario; también al casado y al que no lo esté tanto.
(Esta reseña ha aparecido en el número de junio de Go Mag)
(Esta reseña ha aparecido en el número de junio de Go Mag)
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