Frustrado por la cancelación de New Amsterdam tras sólo ocho episodios, repaso en Imdb la carrera de su protagonista, Nikolaj Coster-Waldau. Así sé de su participación en The Baker, comedia negra que procedo a descargar, que me parece razonablemente correcta y que me lleva a descubrir al panadero del título, Damian Lewis. Investigo pues su trayectoria y me entero de que, amén de ser uno de los amiguetes de Dreamcatcher, ha protagonizado este año Life, de la que la ABC ha encargado ya una segunda temporada. Descargo de nuevo y me encuentro con una serie simpática, con un personaje que presenta ecos rainesianos y con una trama de falsas culpabilidades y conspiraciones que prende lo suficiente desde el mismísimo capítulo piloto. Esto es, tras pasar doce años en la cárcel por un crimen que no cometió, Charlie Crews se ve exonerado, jugosamente indemnizado y, por orden judicial, reintegrado a su puesto de detective en el LAPD. Allí, no obstante, deberá hacer acopio de zen frente a los prejuicios de sus antiguos compañeros: los hay que no creen en su inocencia y los hay que quizá fueran en su día responsables de tenderle la trampa que le costó la libertad...
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