No tan nueva, en realidad... Se da, por ejemplo, cuando una presentadora televisiva (pongamos que E.D. Hill, de la Fox) intenta establecer de forma más o menos subliminal cierto género de asociaciones en el espectador (pongamos que ligando a Barack Obama con el terrorismo islamista) de modo que éste se decante en el futuro por la opción política a la que su medio es afín (pongamos que el Partido Republicano). La historia, en otras palabras, es que, durante la celebración de su nominación como candidato demócrata, Obama despidió a su esposa Michelle del estrado con un cariñoso choque de puños, gesto que en el informativo America's Pulse fue descrito en términos de "a terrorist fist jab". El partido del elefante no ha alcanzado aún la suciedad de la campaña de Hillary Clinton, cierto, pero la cosa no ha hecho más que comenzar...
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