sábado, julio 30, 2005

Sorpresa sorpresa

Stephen Hopkins solía hacer cosas como esta...

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Entonces vio esto...

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Se encomendó a este hombre...

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E hizo esto otro...

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Y lo que hizo, The Life and Death of Peter Sellers, estuvo bien.

viernes, julio 29, 2005

Filosofía subacuática

"Tuvimos una reunión y Dave Salo [entrenador jefe de Estados Unidos] me dijo: 'Muchacho, has perdido con dos ases y dos reyes ante un oponente que tenía un par de ases y dos tres'. Ese tipo de cosas me estimulan". El norteamericano Michael Phelps explayándose sobre la motivación psicológica que le permitió derrotar a su gran rival, el australiano Grant Hackett, en la final de los 200 metros libres de los Mundiales de natación de Montreal.

miércoles, julio 27, 2005

Infamias de la tercera

En Londres, un chaval brasileño salió de casa con gabardina larga para ingresar en la morgue con ocho agujeros de bala. Es un incidente (desgraciadamente tachable de “menor”, pero sin duda uno más) de estos tiempos que Francisco José Hernando, presidente del Consejo General del Poder Judicial, ha calificado (acertadamente, a mi entender) como propios de “la Tercera Guerra Mundial”. No es la lluvia de misiles atómicos que desde hace décadas veníamos asociando a “la tercera”, de acuerdo, pero cuenta con varias de las características de toda guerra mundial que se precie: un inicio puntual (el 11-S frente al asesinato del archiduque y la invasión de Polonia), un mínimo de dos partes claramente diferenciadas (Estados Unidos y sus aliados frente a una red de grupos islámico-integristas y los gobiernos que, supuestamente, la apoyan) y multitud de frentes repartidos por el globo (Irak, Indonesia, Nueva York, Afganistán, Londres, Marruecos, Madrid, Moscú, Egipto, Pakistán…). De paso, si la primera gran guerra nos instruyó en el uso de las armas químicas, si la segunda dejó por legado el bombardeo masivo sobre objetivos civiles y la institucionalización mecanizada del asesinato, este conflicto presenta también su propia aberrante novedad: a la tradicional invasión militar de los unos sobre los otros hay que sumarle el atentado urbano de los otros sobre los unos.

No cabe, en cualquier caso, rasgarse las vestiduras ante el uso de un concepto que intuimos pero que deberá ser ratificado por futuras generaciones de historiadores. Sí, quizá, y ahí es donde las palabras de Hernando bordean la obscenidad, tocaría plantearse hasta qué punto aceptar que nos hallamos inmersos en un conflicto general debe conllevar acciones puntuales como la de la ejecución de Jean Charles de Menezes. Igual que la ocupación de Irak jamás justificará el 7-J (pero lo explica a la perfección, Mr. Blair), el 7-J y los atentados fallidos del 21-J no deben justificar que se dispare sobre cualquier persona que manifieste alguna reticencia a detenerse ante las fuerzas del orden. Mucho menos, que dichas fuerzas alojen siete balas en la cabeza (y una en el hombro) de un sospechoso que, según testigos presenciales, se encontraba ya reducido contra el suelo.

martes, julio 26, 2005

Famous Last (but one) Words (2)

Gritado ayer a mi oído derecho, hacia las dos de la mañana, durante el Nasty Monday del Fonfone:

"Voy a hacer dos cosas. La primera es meterme una raya de coca, y luego te diré algo." -El tipo se gira hacia la pared y esnifa el contenido de una cucharita; a continuación, regresa a mi oído diestro-. "Tienes muchísimo potencial interno. No seas tímido".

La cuestión es: ¿Ligué? Or was I really shining?

Va a ser que, de repente, el 21st Century Digital Boy cobró visos de himno gay...

domingo, julio 24, 2005

To see the way...

...that light attaches to a girl.

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Copyright Lyona (
www.fotolog.net/lyona).

Filosofía a dos ruedas

"Ante todo, no te mates, lo importante es llegar." Erik Breukink, director del Rabobank, a su pupilo Mickael Rasmussen después de que éste se cayera en dos ocasiones (y pinchara otras tantas veces) durante la última contrarreloj del tour 2005.

sábado, julio 23, 2005

El otro Milo J.K. (2)

Milovan (Milo) Jurej Kramenic'. Productor y compositor esloveno nacido en 1964. Tras arrasar en las listas de su país en 1986 con el single Je volim Meteosatu (I Love My Meteosat en su versión inglesa, que apenas alcanzó el top 237 en el Reino Unido), fue contratado por los hermanos Ferdi y Rob Bolland como ingeniero de sonido. Tras contribuir a numerosos éxitos de la casa (el primer álbum de Dana International sería su último trabajo), Kramenic' decidió abandonar el negocio de la música, cuando menos en sus facetas productivas. Hoy día regenta la tienda de discos MJK-64 al pie del castillo de Ljubljana.

Como guante de seda en puño de hierro

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Extracto el artículo de Nicolai Ouroussoff para The New York Times, traducido al español en el encarte que este diario publica cada jueves en El País. Las no-cursivas son de un servidor:

(...) Si todavía hay gente aferrada a la esperanza de que la Torre de la Libertad se convierta en un monumento a los ideales estadounidenses más elevados, el diseño actual debería sacarles por fin de su delirio. El proyecto, sombrío, opresivo y de torpe diseño, insinúa un monumento a una sociedad que le ha dado la espalda a cualquier idea de apertura cultural. Es exactamente el tipo de pesadilla que los funcionarios gubernamentales afirmaban que nunca se produciría aquí: una torre inexpugnable blindada contra el mundo exterior. (...)”

”La tentación es descalificarla como si se tratara de una broma. (...)
Para bien o para mal, será vista por el mundo como una escalofriante expresión de cómo reestructuramos nuestra identidad en el contexto posterior al 11/S. (...)”

“Pero si ésta es una obra de arquitectura potencialmente fascinante, por desgracia lo es en el mismo sentido que las pesadillas arquitectónicas de Albert Speer: una expresión de los valores de una era concreta. A su manera, la torre simboliza un mundo modelado por el terror. (...)”

“Todo sería más fácil de perdonar si fuera sólo la consecuencia de un mal diseño. Pero la zona cero en realidad no está siendo concebida por arquitectos, sino por políticos. (...)”

“Paradójicamente, si la Torre de la Libertad se redujera en doce pisos y se rebautizara, es posible que ya no se la considerara un objetivo primordial. El fortificarla es, en cierto sentido, un acto de desviación.
Lanza un mensaje a los terroristas: aquí no ataquéis, estamos protegidos contra vosotros. Id a la puerta de al lado.”

viernes, julio 22, 2005

Famous Last (but one) Words

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I need you like Ben Affleck
needs acting school...

Las moscas

Negro, peludo y zumbón acude el PP allí donde huele a muerto. Irresistible forma de agenciarse el centro, la suya, pues se conoce que no hay instrumento más democrático y universal que la guadaña. ¿Qué ciudadano de este país no habría de sentirse representado, defendido y reivindicado en algún momento de su vida (en su final mismo, concretamente) por estas plañideras de cabello engominado y ojos inyectados en sangre? Tras el terrorismo y los incendios, las páginas de sucesos desbordan diversas y originales tragedias dignas de una nueva sesión de necrofagia. Inevitable intuir, de paso, que esta oposición funcionaría de maravillas en Bangladesh o en Ruanda, países tan afines periódicamente al accidente y la generación de víctimas. Pero bastantes moscas hay allí ya como para que les mandemos a estos hijos de p...

PD: Ntsch, hasta a mí me han crispado...

lunes, julio 18, 2005

El otro Milo J.K.

Doy, gracias a una simpática falta de entendimiento con el buscador de Google, con la historia de este lejano tocayo de un servidor que cierto domingo de agosto de 1932 tuvo la infeliz ocurrencia de efectuar en solitario una detención callejera. El caso es que escoltaba el oficial Milo John Kennedy a su prisionero camino del cuartel cuando un ladrillazo en la nuca le hizo perder el conocimiento. De las veintiuna personas que se lanzaron a apalear su cuerpo, nueve fueron detenidas y tres acabaron en la silla eléctrica.

Esta es la narración de los hechos según el The Washington Post del 8 de agosto de 1932:
“El oficial Milo J. Kennedy, de la Park Force, muere a causa de sus heridas. El oficial Milo J. Kennedy, de 28 años de edad, murió pasada la una de la tarde de ayer en el Hospital Garfield como resultado de la brutal paliza que recibió de manos de una pandilla doce horas antes, mientras procedía al arresto de uno de sus miembros en Logan Circle”.

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Milo J. Kennedy

Smile like you mean it...

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Opposites attract

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sábado, julio 16, 2005

Dr. Strangelove

Or how I never learned to stop worrying and love the bomb...

Alamogordo -
Fue la primera. No es cuestión de celebrarla, simplemente remarcar que, aquel día, la guerra en el Pacífico quedó vista para sentencia. Y que la sombra del hongo se iba a proyectar sobre varias generaciones durante el medio siglo siguiente.

Hiroshima - La sentencia. Quizá fuera necesaria. Quizá, en efecto, ahorró el millón de muertos norteamericanos (y a saber el número de víctimas japonesas) que hubiera supuesto una invasión terrestre. Sea como fuere, mató a 80.000 personas en el acto. 60.000 más murieron a causa de la radiación antes de que 1945 llegara a su fin. En total, con el paso de los años, unas 237.062. El primer bombardeo sobre Tokio había acabado con más del doble de civiles (números, la fría estadística esconde perfiles obscenos). Y, sin embargo, Hiroshima sigue representando El Horror. La Nada, con apenas un segundo de diferencia. La mirada de Kurtz clavada en el reloj que se detuvo puntual a las 8.17 de la mañana de aquel 6 de agosto.

Nagasaki - Tómese el “quizá” con que abría la entrada anterior y elévese al cuadrado la duda implícita. Más números. Más Horror. Más Nada.

Hasta aquí, cuanto he leído. A continuación, lo que viví...

El día después -En algún momento de la primera mitad de la década de 1980, tiempos de Guerra Fría, cuando Reagan enterró a tres capitostes del Kremlin seguidos y uno se preguntaba si cada “nuevo” sería mejor o peor que sus predecesores (“I hope the Russians love their children, too” –cantaba Sting), en algún momento, pues, supimos que, en cuanto país miembro de la OTAN, había una ración de misiles soviéticos que llevaba nuestro nombre. Intuyo que por primera vez nos enfrentamos al miedo nuclear (Palomares fue otra historia: Fraga no hubiera recibido los SS-20 en bañador). Es así que los periódicos comenzaron a publicar relatos sobre el invierno atómico, gráficos sobre los habitantes de Barcelona que quedarían borrados de un plumazo caso de caer una bomba sobre la Plaza Cataluña, descripciones acerca de los padecimientos físicos y espirituales a los que deberían hacer frente los supervivientes. Un telefilme norteamericano al que jamás osé enfrentarme, El día después, puso imágenes y efectos dramáticos a la teoría (Hiroshima y Nagasaki habían sido en blanco y negro, no sé si me explico). Y, admitámoslo, Juegos de guerra, pese a su tono de aventura juvenil, no acabó de tranquilizarnos. Entonces llegó Gorbachov, que Dios le bendiga, y, poco a poco, nos pudimos relajar. Sólo en 1992, cuando el Terminator II: Judgment Day de James Cameron mostró un Los Angeles devastado por misiles atómicos, recordé brevemente la pesadilla de mi infancia.

The only thing we have to fear is fear itself - El imperialismo del siglo XIX sentó las bases de la Gran Guerra. En las abusivas cláusulas del tratado de Versalles que puso fin a ésta hallamos el caldo de cultivo de la Segunda Guerra Mundial. Little Man y Fat Boy cerraron las puertas a la contienda en el Pacífico, pero las abrieron de par en par para la llegada de la Guerra Fría. De ahí Corea y Vietnam, la famosa teoría del dominó. La Contra nicaragüense, también. Y, cómo no, Afganistán y Bin Laden cuando luchaba contra los rojos y era bueno. De ahí el 11-S, Afganistán de nuevo, la invasión de Irak, el 11-M, el 7-J... Cada monstruo ha engendrado a otro; es posible que el actual aún haya de llevarse a muchos por delante (suelen expirar con un apocalipsis, los muy cabrones). El miedo no es el mismo, pero es igual. Y, de un modo u otro, nosotros aquí, prevaleciendo.

jueves, julio 14, 2005

Alamogordo, hoy hace 60 años

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Me he convertido en la muerte, la destructora de mundos." Julius Robert Oppenheimer, director científico del Proyecto Manhattan, citando unos versos del Bhagavad Gita.

Menos veintiún días para que 237.062 ciudadanos de Hiroshima fueran engullidos por el hongo.

817

Quince veces el 7-J londinense. Más de cuatro veces nuestro 11-M. Cerca de un tercio del 11-S estadounidense...

Desde agosto pasado, 817 personas vienen cayendo asesinadas cada mes en Irak.

La guerra contra el terrorismo fue, sigue siendo y será una trágica, patética bufonada.

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miércoles, julio 13, 2005

Derecho a la información

¿Saben aquel que dice que son diversas cadenas catódicas que se aprestan a cubrir la inauguración del lavabo público más moderno del mundo? Ignorantes de estar haciendo historia, una serie de transeúntes en distintos puntos del globo llegan a la carrera, víctimas de atroces retortijones intestinales, y se adentran en el innovador habitáculo tras introducir los preceptivos euro/dólar/libra/peso, etc. en la ranura...

Esa misma noche, un inocente ciudadano español (le llamaremos X, para preservar su derecho a la intimidad) se relaja en el sofá, pone los pies sobre la mesa-revistero, abre una lata de cerveza, enciende el televisor y se lanza al ritual ejercicio del zapping. Al pasar, pongamos, por Antena 3, descubre un rostro familiar en la pantalla, tan familiar como que es el suyo propio, en riguroso primer plano, ligeramente congestionado, una gotita de sudor perlándole la frente. Varios segundos de espera y ahora se ve a sí mismo hurgándose la nariz, extrayendo una burilla que la voz en off describe en términos de “monstruo verde y tentacular”. Sigue un nuevo lapso con los dos o tres resoplidos del hombre de la jornada cual única novedad. El plano comienza a abrirse. X busca a su alrededor y, al no dar con el papel higiénico, se decide a apretar el botón que reza “Fin”. El realizador pasa a un plano nadir desde el interior de la taza y nuestro héroe vuelca la cerveza ante la contemplación de su orondo trasero, una luna llena ligeramente peluda y partida en dos gajos que es despojada de restos fecales gracias a, en palabras del comentarista, “una revolucionaria técnica de ultrasonidos”. Aterrado, X cambia de canal mientras que tanto el teléfono de casa como su móvil comienzan a sonar. Pero la pesadilla sigue ahí, omnipresente, pues el rostro esforzado y enrojecido que solía pertenecerle en exclusiva es ahora publicitado tanto a través de TVE 1 como de Tele 5, y el presentador del telediario autonómico se dispone también a comentar la historia. X regresa a Antena 3 a tiempo de ver, en plano cenital, como una escobilla automática limpia el rastro de sus deposiciones mientras la voz en off hace alusiones a lo “compacto” y “contundente” del “submarino”…

Una hora más tarde, el ciudadano inglés Y se sienta ante una taza de té y enciende el pequeño televisor que reposa sobre la encimera de la cocina. Pongamos que es en la BBC 2 donde da con la grabación de una silueta que le es familiar entrando en un lavabo público de Leicester Square. La pantalla muestra cómo unas manos de dedos finos y largos cuelgan un paraguas y un bombín del gancho que hay tras la puerta, cómo unos pantalones oscuros descienden para quedar enrollados alrededor de unos zapatos negros perfectamente lustrados. Le sucede en afable plano medio un profesor de la Universidad Politécnica de Oxford y una didáctica explicación, acompañada de imágenes recreadas por ordenador, sobre las recién descubiertas posibilidades higiénicas de los ultrasonidos. Vemos las manos de dedos finos y largos recuperando el bombín y el paraguas. Y, ya desde el exterior, a la familiar silueta alejándose camino de Charing Cross. “Como que era yo”, se sonríe Y, dando un nuevo sorbo a su taza de té.

Pues eso.

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lunes, julio 11, 2005

DEP

Fernando María Fernández-Escalante
1 de septiembre de 1920
10 de julio de 2005


Ha muerto en Buenos Aires a la muy respetable edad de 85 años, víctima de un edema pulmonar que degeneró en una hemorragia intestinal masiva. Apodado inicialmente “el gallego” por haber sido enviado de pequeño a casa de unas tías solteronas en el norte peninsular (donde, por cierto, reza la leyenda familiar, se las arregló para rozar el fusilamiento en los prolegómenos de la Guerra Civil), su carrera en Cancillería le granjeó motes mucho más honorables, entre ellos, principalmente, el de “Señor Embajador”. Mis primos porteños le trataban de “abuelo-museo” a raíz de las muestras de arte hindú que llenaban su apartamento de la calle Carlos Pellegrini, obras que había cosechado en sus años de diplomática labor en Nueva Delhi (donde, reza nuevamente la leyenda familiar, fue gran amigo de la difunta Indira Gandhi). Desarrolló, además, una larga carrera como docente de la Universidad Católica Argentina, y por lo menos un par de manuales sobre el mundo de las relaciones públicas llevan su firma. Le sobreviven su esposa Elena, su ex esposa María Teresa, su hermana Mecha, sus hijos Susana, Beatriz, Fernando y Germán, amén de numerosos nietos y hasta un bisnieto.

Decir que apenas conocí a mi abuelo bordea peligrosamente el terreno de la obviedad. A diferencia de con el bueno de Jure, eso sí, pude al menos coincidir con él en varias ocasiones. Le intuí un hombre recto, quizá demasiado; yo, me temo, debí resultarle por lo general ininteligible. Algunos episodios merecen su relato. A él le debo, por ejemplo, una de mis primeras cintas de hard rock, ese Led Zeppelín I comprado al vuelo en la escala de algún aeropuerto germano, camino de una de sus (cada vez más escasas) visitas a la familia de ultramar. Aunque bastante más memorable, por íntima, fue nuestra reunión bonaerense durante la Rural de 1991, cuando me paseó por la feria e invitó a un señor bife de chorizo para aclararme el asunto de sus “simpatías” por el Generalísimo, al que había conocido con motivo de sus desempeños diplomáticos en la España de la década de 1940. En tiempos recientes, mis no muy numerosos mails fueron contestados con la proverbial y distante elegancia marca de la casa. Sea como fuere, era mi abuelo.

Descanse en paz.

sábado, julio 09, 2005

Lo irrenunciable

"Yo mismo y los demás conductores de Londres tenemos una labor importante y vamos a seguir realizándola lo mejor posible." George Psaradakis, conductor del autobús número 30 que explosionó a su paso por Tavistock Square (trece muertos como mínimo), en declaraciones al servicio de noticias de la BBC.

Psaradakis también admitió, mientras repetía la palabra "carnicería" una y otra vez, que su primer pensamiento tras el atentado fue "cómo puedo seguir vivo cuando a mi alrededor todo el mundo se está muriendo".

Me permito ladrar (tímidamente) al respecto, intuir que entre una y otra idea se halla la expresión perfecta de nuestro sino: sobrevivir, tal vez vivir.

jueves, julio 07, 2005

We shall prevail... (2)

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...somehow (2).

Flema olímpica

Este es el mensaje que se podía leer en london-underground.blogspot.com tras la primera explosión, cuando la versión oficial hablaba de un choque entre dos trenes cerca de la estación de Liverpool Street y no de una serie de ataques terroristas coordinados:

"
London Underground explosions
Well as we've won, let's just be thankful than this didn't happen on the day that the Olympic inspectors were in town, and reminds us all of why some people are so cynical about wondering if Londons transport system can cope or not for such an event...
"

("Explosiones en el metro de Londres. Bien, puesto que ya hemos ganado, debemos estar agradecidos de que esto no sucediera el día en que los inspectores olímpicos visitaron la ciudad; nos recuerda porqué hay tanta gente que no cree que el sistema de transportes de Londres pueda permitirse tal acontecimiento.")

La pasión de Judith Miller

Esta es la historia de tres periodistas estadounidenses que un buen día recibieron una importante llamada telefónica. Al otro lado de la línea, cierto pez gordo de la administración Bush, (posiblemente, Karl Rove -véase el ladrido Un chivato muy pazguato) ansioso por participarles que Valerie Plame, esposa del diplomático Joseph C. Wilson IV, ejercía de agente secreto para la CIA. El primer periodista, Robert Novak, publicó en una de sus columnas la “noticia” (enfatícese la lectura del término entrecomillado para poner en duda su idoneidad semántica, sobre la que este ladrador crepuscular no se halla particularmente convencido). Por las mismas fechas, el segundo, Matthew Cooper, escribió un artículo para la revista Time donde aclaraba que la revelación bien podía formar parte de una venganza de la Casa Blanca contra Wilson, quien había puesto en duda las razones que condujeron a la invasión de Irak. La tercera, Judith Miller, del The New York Times, jamás redactó texto alguno al respecto.

Bien, publicitar la identidad de un agente secreto en el país de las barras y estrellas es un delito federal que puede llegar a ser castigado con diez años de cárcel. Y he aquí que un juez, el honorable Thomas F. Hogan, comenzó a investigar el caso. Pero, curiosamente, el magistrado jamás citó al periodista número uno. El número dos fue llamado a testificar y, al no negarse a identificar a su fuente (aunque en ningún momento procediera a identificarla), salió también de rositas. La número tres, finalmente, ha acabado en el Alexandria Detention Center del estado de Virginia a causa de la siguiente declaración de principios: “Si no se puede confiar en que el periodista mantenga la confidencialidad [de sus fuentes], entonces el periodista no puede cumplir con su función y no puede existir una prensa libre. (…) no puedo romper mi palabra para evitar ir a la cárcel. El derecho a la desobediencia civil basado en la conciencia de uno es fundamental dentro de nuestro sistema.”

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Los rumores apuntan a que el periodista número dos cuenta con un documento legal por el que su fuente le exonera de cumplir el pacto de confidencialidad. Dicho documento no se ha hecho extensivo a Judith Miller, quizá porque fue en su periódico donde Wilson manifestó sus reticencias a la guerra. Sucede, pues, que la parte menos “beneficiada” de esta historia es la misma que ha preferido ir a la cárcel antes que renunciar a sus principios. Una actitud que el juez Hogan definió así: ”Es como el niño que dice: voy a coger esa galleta de chocolate y a comérmela, no me importa [lo que me hagáis]”.

miércoles, julio 06, 2005

Las cruces de Checkpoint Charlie

Hoy desmontan esto…

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…pero cómo olvidar que cuando esto otro tenía vigencia…

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…sucedían cosas como ésta:

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(El 17 de agosto de 1962, un joven de 18 años, Peter Fechter, intentó escapar de Berlín Este junto a su amigo Helmut Kulbeik. Kulbeik logró sortear el Muro y cruzar al otro lado, pero Fechter recibió un balazo en la cadera y cayó entre las alambradas que señalaban la tierra de nadie. Pese a que durante una hora pidió ayuda a gritos, ni norteamericanos ni pro-soviéticos movieron un dedo. Fechter acabó muriendo desangrado. La suya fue una de las primeras cruces erigidas en Checkpoint Charlie.)

Summer of Our Lives...

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...y no descarto a Love of Lesbian en la banda sonora.

Un chivato muy pazguato

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Y la pregunta es: ¿no cuenta el principal asesor de George W. Bush con un esbirro que le haga los recaditos telefónicos? Si es que...

martes, julio 05, 2005

Hacia el fin de ETA

Por coincidir con una antigua intuición de este ladrador crepuscular, reproduzco las ideas de Patxi Zabaleta, coordinador general de Aralar, tal y como aparecían en El País de ayer (las notas al pie son de un servidor):

ZABALETA: “...Y además, la dispersión está impidiendo un debate sosegado y libre entre los presos, que se produciría, estoy seguro, si estuvieran en las cárceles vascas y en Navarra. La dispersión es injusta (1), tiene un objetivo reaccionario (2), y ETA la utiliza para llevar el control y evitar que haya movimientos internos.”

PREGUNTA: “Pero hasta ahora todos los precedentes demuestran que cualquier cesión (3) ha sido utilizada por ETA para reforzarse y dilatar el proceso de su final.”
ZABALETA: “La unificación de los presos en tres o cuatro cárceles supondría el surgimiento inmediato de un debate y la aparición de las diferentes posturas respecto a la superación del conflicto (4), a la que ayudaría muy positivamente.”

PREGUNTA: “¿Se atrevería a hacer una estimación de porcentajes entre las distintas posiciones?”
ZABALETA: “Si se les concentra en las cárceles del País Vasco, la mayoría de los presos estaría a favor del cese de la violencia. Aunque con diferentes razonamientos.”

PREGUNTA: “¿Y sería esto determinante para que la dirección de ETA decidiera el cierre final?”
ZABALETA: “Determinante, no; pero sí muy influyente. El colectivo de presos es plural. Por tanto, sus decisiones no van a determinar totalmente las de ETA; pero influirían mucho.”

1) Cuando menos, tal es la percepción de un sector de la sociedad vasca, sector que, mientras se sienta víctima de injusticias y arbitrariedades, seguirá viendo con buenos ojos, cuando no apoyando directamente, al Movimiento de Liberación Nacional Vasco.
2) Los beneficios materiales de la dispersión de presos etarras son ciertamente discutibles; de un tiempo a esta parte, tal práctica parece más fruto del revanchismo, en el mejor de los casos un comodín con el que sentarse a la mesa de negociación, que una medida objetivamente encaminada a la disolución de ETA.
3) Obrar con justicia jamás debería ser entendido en términos de “cesión”. Hasta donde mis limitadísimos conocimientos de Derecho alcanzan, el elemento geográfico se utiliza únicamente con aquellos elementos sujetos a una orden de alejamiento y con los presos de ETA. Ningún otro criminal añade per se el desarraigo socio-cultural a su pena.
4) Cansina, en cualquier caso, la tendencia del movimiento abertzale a justificar sus posiciones enmarcándolas en un “conclicto” supuestamente entre iguales, obviando que la de ETA es una agresión asesina y terrorista al Estado de Derecho.

lunes, julio 04, 2005

Yo sorbo, tú sorbes, él sorbe...

En el número de julio-agosto de la revista LATERAL...

"Tras su paso por la narrativa juvenil, el barcelonés Milo J. Krmpotic (1974) se estrena en la literatura para adultos con Sorbed mi sexo, última apuesta de Caballo de Troya, sello con que el infatigable editor Constantino Bértolo pretende llamar la atención sobre los nuevos autores a tener en cuenta.

En
Sorbed mi sexo, Krmpotic propone un acercamiento a la figura del malogrado cocinero francés Paul Boissel, famoso en los años setenta por sus performances de cocina erótica, aunque especialmente recordado por las circunstancias de su muerte: caído en desgracia, a los 49 años de edad Boissel se cercena el pene y se deja morir en su apartamento de París. Sin perder nunca de vista este hecho definitivo, la novela adopta la forma de una heterogénea investigación –que ocupará tres años al narrador, álter ego del autor– con el objeto de reconstruir la biografía del suicida. Para este fin el Krmpotic narrador se vale básicamente de dos fuentes: más de un centenar de entrevistas realizadas a familiares, amigos y conocidos del cocinero y los Cuadernos del propio Boissel, publicados tras su muerte.

Quienes conozcan lo que hicieron Julian Barnes y Pierre Michon con sus respectivas biografías de Flaubert y Rimbaud, extraordinarias ambas, podrán hacerse una idea bastante aproximada del artefacto narrativo que ha urdido el autor.
Sorbed mi sexo no alcanza la calidad global de aquéllas, pero sí consigue momentos de notable inteligencia literaria, manejando con oficio recursos como la perspectiva múltiple y la fragmentación. Aunque los dos rasgos que a mi entender mejor definen el estilo de Krmpotic son la precisión y pulcritud en el uso del lenguaje y la elusión de la representación directa de lo narrado, esto es, el uso del desvío y el circunloquio.

Para tratarse de una primera novela pocas cosas pueden anotarse en el debe del autor. Acaso su excesivo afán por resultar brillante; como si Krmpotic se hubiera exigido convertir cada una de sus frases en una pieza de ingeniería. La contrapartida a esta brillantez es que en algunos tramos la técnica y la lengua ahogan a la historia, lo que también obliga a un esfuerzo de lectura que lectores poco entrenados difícilmente aceptarán.

Hay un último asunto –que de algún modo también es el primero–, del que no voy a dar pistas para que sea el propio lector quien lo descubra. Este asunto tiene que ver con los estatutos de la realidad y la ficción. Sólo advertiré que la novela desborda el ámbito usual reservado al texto novelístico, por lo que el lector hará bien no pasando por alto ninguna de las páginas impresas del volumen. De este modo dispondrá de todos los elementos para apreciar en toda su complejidad el ingenioso juego metaliterario que Krmpotic ha escrito con seriedad y rigor."
FRANCESC NADAL

Uno descubre que se hace viejo...

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...cuando la historia se repite...

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...sin que nada haya cambiado.

viernes, julio 01, 2005

efiLnikuFeciN

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31, oigan, 31...

Los errores del viejo, hipócrita continente

Se vienen cumpliendo sesenta años del final de la Segunda Guerra Mundial y, como suele ser habitual en este género de conmemoraciones, los hombres y mujeres de buena voluntad bajamos la cabeza apesadumbrados ante la obscena memoria del nazismo; juramos que aquello jamás volverá a suceder; nos encomendamos a la racionalidad imperante en esta Europa nuestra para alejar todo fantasma relacionado con una locura que, en cualquier caso, conocemos más gracias al mundo del cine que a partir del recuerdo. Olvidamos, con ello, que hace apenas una década el corazón de Europa se vio asolado por nuevos ecos de la sinrazón homicida de estado y/o nacionalidad. Obviamos que en fecha posterior a, por ejemplo, un evento tan significativo y todavía presente como las Olimpiadas de Barcelona, ocho mil seres humanos fueron ejecutados en las afueras de Srebrenica en menos de una semana. No nos reconocemos como testigos inútiles y silenciosos de aquella reedición del genocidio fascista. Desde siempre el Viejo Continente ha pasado también por hipócrita.

Imprescindible, por ello, el toque de atención de Lluis Bassets desde las páginas de El País de ayer. “Europa no existió en un momento decisivo, cuando hacía más falta que nunca”, nos recuerda (y uno admite que, aunque teatral, la irrupción de François Mitterrand en el aeropuerto del Sarajevo sitiado por las tropas serbias fue un gesto político-moral sin la menor continuidad entre quienes dictaban las políticas de la Unión). Y prosigue: “Si hay algo que no ofrece dudas en la vida con frecuencia mediocre de la UE es que su propia existencia constituye el mayor polo magnético de paz y de estabilidad que hay hoy en el mundo. Su ampliación, realizada con el método discutible de la entrada en tropel, ha sido un éxito en cuanto a extensión de la zona de paz, estabilidad y prosperidad que es Europa. ¿Qué sucedería si ahora se diera un parón a la ampliación? ¿Podemos dejar a rumanos y búlgaros en la intemperie? ¿Podemos mandar a los musulmanes bosnios y a los kosovares, a los demócratas serbios y croatas, el mensaje de que se quedarán fuera?

En estos momentos de crisis, cuando dirigentes y analistas se llenan la boca con conceptos como los del cheque británico o el fontanero polaco, convendría comenzar a recordar que no siempre la idea de una Europa unida fue sinónimo de negocio, de comercio libre de aranceles y de perspectivas de bienestar económico. Y que no debemos dar opción a que futuras películas y conmemoraciones siembren nuevas pesadumbres y nos apunten como partícipes del horror. Srebrenica, en cuanto fruto de nuestra apatía, es el segundo Auschwitz de la conciencia europea. No creo que podamos permitirnos el lujo de sumar un tercero.

We shall prevail...

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...somehow.