Anteayer, un paquete de tabaco. Ayer, entre 200 y 3.000 euros. A la que nos descuidemos, hoy un coche y, mañana, el infinito y más allá. Es lo que solicita por entrevista el tal Sergi Xavier, descerebrado agresor de menores extranjeras, tan retrasadito él que fue a cometer la machada delante de una cámara de seguridad. Y no menos taradas las cadenas de televisión y agencias de prensa que insisten en convertirlo en figura mediática, en recompensar así (y quizá no fomentar, más si minimizar) el delito por él cometido. Confluencia de pobredumbres que no vendría a resultar novedosa, pero que siempre se las arregla para sorprendernos.
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