En la noche del sábado, dirigióse este ladrador crepuscular al cine Bosque a fin de visionar El orfanato. Habiendo llegado con 50 minutos de antelación, no obstante, y constatando que poco y nada le apetecía el ambiente palomitero-tumultuoso que allí se respiraba, decidió pasearse Gràcia a través camino del Lauren de la calle Bailén, donde le constaba que se proyectaba el mismo film. Pero he aquí que el mismo film que se proyectaba en el Lauren de la calle Bailén, en el Lauren de la calle Bailén era proyectado en versión catalana. Y, porque su purismo no conoce límite, desechó aquella elección primera y caminó hasta el Lauren de la calle Girona para probar suerte. En la esquina reconoció a su profesor de Ética de 2º de BUP, y porque el reconocimiento fue mutuo intercambió unas cordiales palabras con él. Por fin en el cine, el tercero ya de la velada, descubrió una película que era de su interés. Y descubrió también que dicha película había comenzado un minuto antes. Así que corrió a sacar su entrada, corrió hacia el interior de la sala, corrió a sentarse y fue a hacerlo sobre una butaca completamente desballestada. Pero sus caninos reflejos le permitieron obviar la humillación del revolcón por los suelos de la sala, y de un grácil salto fue a depositarse tres asientos a la izquierda, detrás de una pareja. Entonces por fin pudo relajarse y ver el film (profusamente comentado en el post anterior). Sin saber, claro está, que el miembro masculino de la pareja que delante tenía sentada era ni más ni menos que Julián Lesbiano, miembro de una de las mejores bandas de pop de este país, quien, toda vez finalizada la proyección, pese a hallarse acatarrado, desafiando la oscuridad aún reinante, reconoció y saludó a este ladrador crepuscular. Y queda claro que, con todo lo hasta aquí referido, José Luís Guerín (a todo ello profesor de cine de este mismo ladrador crepuscular en sus años como estudiante del CECC) podría rodar diecisiete títulos como En la ciudad de Sylvia.
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